lunes, 7 de marzo de 2016

El viernes en la noche salí a cenar con mi familia como es costumbre hacer todos los viernes del mes, es una costumbre familiar que practicamos desde que tengo memoria.  Nos encontramos en un restaurante que además ser reconocido por su excelente cocina, se caracteriza por acompañar la velada de sus comensales con melodías en su mayoría románticas interpretadas a través de los acordes de violines y chelo.

 Tengo que admitir que a veces me parece tedioso tener que salir a cenar con mi familia cada viernes cuando tengo otros planes y debo posponerlos o simplemente porque no tengo deseos de salir y preferiría quedarme en casa viendo una buena película y comiendo pizza. Pero cuando llego a regañadientes al lugar y comienzo a compartir con mis hermanos, cuñadas, sobrinos, abuelos y madre, me doy cuenta de lo afortunada que soy. Así que espero poder perpetuar esta costumbre si algún día tengo hijos.

En realidad lo que quería compartir  no es la experiencia gastronómica, que por cierto, fue excelente. Deguste unas deliciosas chuletas de cordero a la brasa con un majado de viandas con tiras de tocineta, zanahoria y miel, acompañados de un buen vino tinto gran reserva. Si no, el que esa noche tome algunas copas demás y esa mezcla de alcohol, felicidad, comida, risas, música de violines evocando el amor, me causaron nostalgia del flaco. Sí, tengo que admitirlo y creo que se noto es los post que publique al llegar a casa.  Al siguiente día me comunique con él y le dije que pensaba que no podíamos continuar siendo  amigos como acordamos, porque era como perpetuar el sentimiento que nos unía y yo de cierta manera necesitaba ese espacio para acostumbrarme. Él creo que lo tomo a mal, no sé, permaneció callado, me deseo que me vaya bien y se marchó.

Será una dura semana para ambos, sé que aún nos unía un gran sentimiento. Extrañare su amistad, sus buenos días entre las 5:00 a 5:45 de la madrugada, sus momentos románticos, su terquedad, su risa, su tortuga, su perro, su gata  y las bromas que siempre me hacía.

El sacar un sentimiento de donde se ha incrustado toma su tiempo, lo sé, pero por suerte o por mala suerte, el tiempo lo cura todo.

Gely C.

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