Víspera de Reyes, la familia comenzó a llegar desde la una de la tarde a
la casa, ánimo de celebración se observaba en el ambiente. Pleneras,
güiros, maracas, conga, bongó y comenzó la celebración que duró hasta
hoy pasadas las cuatro de la madrugada. Seis de enero, Día de Reyes,
recibí el mejor regalo que pude tener…
Alrededor de las tres de la madrugada estaba empapa y con frio al salir del
jacuzzi, también con algo de alcohol corriendo por mi sangre… En ese
momento mire hacia la terraza y quede hipnotizada y con algo de
nostalgia con la estampa familiar que observaba de fondo. Si, esas
sensaciones que se te quedan enredadas entre las costillas y el
corazón, como mejores recuerdos. En ese momento sentí la urgente
necesidad de escurrirme entre la gente y llegar hasta mi habitación,
tomar una carta que me había dejado escrita mi padre y no había
tenido el valor para abrirla. Decidí que era momento de dar lectura a
la misma en la privacidad de mi habitación. Mis manos comenzaron a
temblar junto con cada músculo de mi cuerpo, y pueden estar seguros que
no era el frio el que me hacía temblar… Abrí la carta con sumo cuidado,
como si se tratara de un tesoro (es un tesoro para mi), y di lectura
entre sollozos y sonrisas, juro que casi escuchaba su voz…
Han pasado casi ocho meses desde que decidí que gran parte de mí se
perdiera en mi interior y hoy al leer su carta, sentí la urgente
necesidad de regresar de donde me encontraba perdida. Fue una sensación
como si un siglo se hubiese escabullido por debajo de mi piel. Es justo
la hora de enterrar el esqueleto viviente en el que me convertí desde el
24 mayo del pasado año, de restaurar las páginas rotas de mi libro.
Mucho ha cambiado y no se puede dar marcha atrás. Han sido casi ocho
largos meses con el alma triste entre sonrisas fingidas y lágrimas a
escondidas en la ducha, de esas que se estrellan contra las losetas y
parten la piel en dos…. Una eternidad desde aquella pesadilla. ¿Y ahora
qué es lo que sigue? Todo…Que tengo un mundo por delante! Que me di
cuenta que hoy vuelvo a estar feliz en mi interior... Y este es el mejor
regalo de Reyes que pude recibir. ¡Gracias Papá!
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