Y
llega ese momento que esperamos cuando se termina la noche y comienza la
madrugada...
Domingo,
había quedado con él en ir a desayunar. El simple hecho me producía notar que
el corazón se aceleraba. Sentía algo de incertidumbre o tal vez miedo por esa
sensación de nerviosismo que me ocasionaba. Miedo e incertidumbre,
palabras que aparecen mezcladas viajando por el torrente sanguíneo desde tu cerebro
directo al corazón y viceversa, queriéndote decir_ “Hey baby, no te
acostumbres a nada ni a nadie, así nada ni nadie te hará falta.” Ya
saben, cosas que se quedan grabadas en nuestras células como método de
protección contra esa sensación de vacío que descubres que existe cuando ya
no está un ser que amas. Sin embargo, ese nerviosismo que siente mi cuerpo me hace
dar cuenta de que otros pueden aparecer para devolverte esa chispa donde
pensaba que no deseaba volver a sentir.
Me
sorprendió llevándome a desayunar a un lugar decorado al estilo minimalista,
con sus figuras geométricas y colores neutros, despojado de objetos innecesarios,
consiguiendo una sensación de bienestar y armonía del lugar con una iluminación
muy bien cuidada. Sus pequeñas mesas blancas permitían que rozaran nuestras
rodillas y nuestros cuerpos permanecieran lo suficientemente cerca para sentir
el olor de nuestra piel.
Las
horas pasaron entre varias tazas de
café expreso caliente, conversaciones que se hacían interminables, crepas con queso, fresas con crema y risas acompañadas
de miradas que vienen y van... Entonces sientes esa sensación que te hace
pensar que es el principio de algo, aunque no tengas ni la más pu.. idea de cómo va a continuar la
historia. Así que mi cerebro toma el mando nuevamente y me susurra... "Nena, o
te subes y te dispones a recorrer la aventura sin miedo, o te pierdes todo lo bueno que puede ofrecerte la vida."
Ya
es hora de cometer una locura, pero de esas que haces con la cabeza...
...
y
con el corazón.
Gely C.